miércoles, 8 de septiembre de 2010

Revista QAWAQ sigue caminando. Aquí la edición No. 11


Amigos y amigas de la revista QAWAQ: Algunas piedras en el camino bloquearon el uso del dominio y alojamiento en la web. Nos tomara un tiempito recuperarlo. Pero la revista continuará sin falta su salida trimestral como archivo PDF y llegará vía email a todos los interesados. Además de ello, este blogg, que lleva el mismo nombre de la pagina web: awaqawaq, publicará algunos de los materiales de cada edición. Agradecemos vuestra comprensión y participación en el impulso a este proyecto. Aquí entregamos algunos materiales de la edicion # 11, y en la fecha del 1ro. de Octubre próximo se pondrá el # 12 correspondiente. Para comunicarse con nosotros: awaqawaq@live.com


Yachaykuna, chaninchaykunapas
Sabiduría y rituales de agradecimiento.
Por: Juan Rivera Tosi. Co-fundador de QAWAQ. Vive en el mundo de los ancestros.



Los rituaes fueron enseñados por Wiracocha al inicio de nuestro despertar.

La Pachamama, nuestra madre tierra y nuestra madre naturaleza, nos enseñaba a compartir la sabiduría que todos los seres tenemos. El hombre, de las plantas; las plantas, del viento; los animals, del hombre; la montaña, del río, y así sucesivamente.

Eso no fue al inicio de la vida, sino de nuestro despertar. El gran hacedor del Universo también ordenó el espacio, para que ningún ser se pudiera perder.

Marcó las direcciones: Este, Norte, Oeste, Sur; arriba y abajo. Pero faltaba una, que era la más importante: la séptima dirección, la de mayor sabiduría.

Buscando el lugar más seguro donde gardarla, protegerla y, para que los seres no perdieran el camino, la guardó en el corazón de cada persona.

Nosotros creemos que fue gardada allí, pero terminó escondida en el ultimo lugar donde el humano acostumbra a mirar. Por eso no la encuentra fácilmente.

Para el indio la relación con el gran hacedor del Universo no es algo que debe ser recordado, sino que es una relación que está viva y, se manifiesta en la armonía del hombre con la naturaleza y con sus semejantes.

Es la que nos permite practicar las tres armonías.

La primera y más importante es la armonía interior, de nuestra alma, cuando comprendemos que la energía del Gran Hacedor del Universo, está en todos nosotros y es parte nuestra. Por lo tanto no tenemos por qué alterarla ni perturbarla.

La segunda es la que hacemos en pareja, con otra persona, y nos da la capacidad de crecer, de crear armonía, de enlazarnos, ayudarnos y seguir reproduciendo armonía.

La tercera es la que se hace entre las comunidades, los pueblos, las naciones. Es una armonía grande, que busca reproducer en pequeño, en nuestro planeta, lo que es la armonía del cosmos.

A los indios nos queda claro que si no existe la armonía entre los pueblos, es porque para que eso suceda, es necesario que primero halla armonía interior en los hombres.

Sin practicar y contar con las primeras dos armonías, es iluso pensar que conseguirán la tercera.

…..Y en eso occidente se equivocal.

La Pachamama es nuestra primera y mejor maestra. Nos enseña a vivir y las formas de relacionarnos con ella. No nos enseña a cuidarla y protegerla, como podria suponer un occidental.

El indio sabe que es una petulancia proteger a la naturaleza. Uno protége a un niño, a un débil, a alguién que no tiene la fuerza suficiente para hacerlo. Mal podríamos decir que debemos proteger a la naturaleza, ya que es ella quien nos protége a nosotros. El hombre no es superior a la naturaleza como para protegerla. Ella -si quisiera- tiene la fuerza y poder suficiente para extirpar o hacer desaparecer a una especie que pone en peligro la vida de sus demás hijos……..y el hombre occidental debería reflexionar profundamente en ello.

Lo que nos enseña la Pachamama es a saber comunicarnos con ella y a mantener la armonía entre todos los seres, sea la especie que fuere.

En ese sentido no solo es al hombre a quien le enseña, sino también a las plantas y animales.

Cuando invocamos la energía de la Pachamama, al igual que a la energía del agua, del aire y fuego (los cuatro elementos vitals), lo que hacemos es conversar con ellos sobre nuestras necesidades, los problemas que nos agobian, etc.

En otras ocasiones es para agradecerles por las siembras y las cosechas, por la salud de todos nosostros. Pero además le pedimos perdón por caer muchas veces en el juego de occidente, que olvida que si estamos acá es porque ella nos lo permite y para que formemos parte de la armonía cosmica.

Y nuestras ofrendas o los mal llamados PAGOS A LA TIERRA, van en esa dirección, tienen ese sentido.

Es que la invocación a la madre tierra es una relación de diálogo entre madre e hijo. Lo mismo se da cuando invocamos al fuego, al agua, al viento. Es una conversación armónica, sin temores ni angustias, donde los rituales son el instrumento que nos permite que esa comunicación sea correcta y efectiva. Y forma parte de nuestra espiritualidad.

Para el indio la espiritualidad es energía, escencia, acción, que se encuentra dentro de la materia y unida al cosmos. Por eso es que para nosotros todas las criaturas tienen un valor sagrado. Por eso es hemos seguido viviendo en comunidades, en Ayllus, pore so somos solidarios. No entendemos otra forma de relacionarnos entre todos. Por eso hasta nuestros animalitos forman parte de nuestra comunidad y no permitimos los maltratos.

Es viendo las cosas de esa manera que nuestra identidad se alimenta y fortalice.

Nuestra preocupación por mantener la armonía cósmica es algo innato en el indio. Es mantener la vida y permanencia de todos los seres en nuestro espacio, ya que basta que uno solo sea maltratado o destruido, para que afecte inexorablemente a todos.

Cuando los valores de la comunidad y su entorno -que son valores naturales- son respetados, hay equilibrio y todos estamos bien, cuando no se respetan o cuando se pisotean, se rompe el equilibrio y nos produce desdichas.

Es que para el indio la armonía significa estar bien con la pachamama, con todos los seres que la habitan…y con nosotros mismos.

….Todos nuestros rituals apuntan a ello.

Pore so tienen su momento, tienen un orden, tienen un ritmo y nuestro estado spiritual debe estar preparado para ello, al momento de realizarlo.

Cuando vemos que esto no se cumple, cuando vemos que los rituals son hechos para complacer a terceros y no para entablar un diálogo con la Pachamama y las entidades espirituales de la naturaleza, con dinero de por medio, sabemos que es como arrojar una antorcha de fuego al río. Si tocamos su llama nos quema, pero al caer al río se apaga.

Por eso el indio sabe que si no quiere perderse en el mundo actual, globalizado, donde las personas valen menos que el dinero y las máquinas, no debe perder el camino que trazó el Gran Hacedor del Universo, Wiraqocha.

Como diría el Yatiri Policarpo Flores, debemos caminar tal como lo hicieron nuestros abuelos, con el mismo sentimiento, escuchando al llamado de nuestro corazón y dejando que la Pachamama sea nuestra gran maestra.

Debemos dirigir nuestra mirada a las montañas sagradas y seguir su ejemplo. Son fuertes y allí descansa el alma de nuestros abuelos quienes nos protegen.

Escuchar y aprender de los ríos. Son transparentes, no esconden nada y su corazón es limpio.

Debemos aprender del Sol, que nos da calor y vida a todos; de la Pachamama que nos cobija y da el alimento.

Del viento…que nos purifica a todos.

El hombre se enferma porque ha perdido el contacto con la madre tierra, ya no dialoga con las plantas, sin reconocer que la Pachamama es medicina para nuestro cuerpo y alma.

Nuestra sabiduría es muy antigua y sagrada. Y lo que es sagrado no se puede vender ni comercializar. La reciprocidad es una característica nuestra y permite expresar el agradecimiento por un favor o ayuda recibida, por una limpieza, una curación o por hacer una ofrenda. Pero retribuir no es pagar. No hay un precio o valor pactado de antemano y que condiciona la ayuda que se solicita.

Por eso nos sorprende cuando vemos que se cobra por una ofrenda a la tierra o por ayudar a un hermano en un problema; lo único que se esta consiguiendo así es hacer ordinario y mercantil lo sagrado.

Y eso, más temprano que tarde hace daño, tanto al que da como al que recibe.

Lo más grave es que se destruye nuestra propia espiritualidad y, con la venta de nuestros rituales, terminamos cayendo en la enfermedad de los propios occidentales.

La Invasión no da derechos.
Por: Jorge Alberto Montoya Maquín.


Hay Mucho que tocar. Yo entiendo, muchos entendemos, por el comportamiento que hay en los pueblos en el mundo, hay algunos que han tomado – quizás por que perdieron sus raices o no supieron vivir- el hecho de invadir. Han invadido parte de Europa en algún momento. Han hecho invasiones; pero nadie que invada puede crear un derecho a ser posesionario de lo que ha invadido: Es un simple pillo, es un simple ratero. Felizmente -y eso se va viendo a través de la historia-, la invasión no da derechos.

Aquí invadieron un grupo de lo que llamamos españoles, que en realidad son gente del reino de Castilla, y son gente de algunas tribus germánicas: son Visigodos. Estos tuvieron que salir de la zona donde estaban, en la actual Alemania; se habían ido de sus tierras originales en el norte, porque no encontraban como vivir; se instalaron primero en algunas zonas de Alemania; pasaron por lo que era en ese momento las bases del imperio romano; y los propios emperadores de Roma los mandaron a España y allí se instalaron.

Los que han llegado, no son gente del mediterráneo -gente que sí hace cultura-, son gente que esta acostumbrada a invadir. Los Visigodos son esa parte que llegó acá; los Astrogodos que eran otra rama, son los que se instalan en lo que es Austria. El nombre de Austria viene de Austrogodos. Por qué quiero decir eso: porque han invadido y para tratar de posesionarse, nos han hecho cambiar o aprender su lenguaje.

Dicen que conquistaron!. A un Visigodo le parece bien que, a la invasion de nuestras tierras, se le tiene que llamar conquista, y la primera cosa que hacen es tratar de cambiar nuestra manera de pensar. Entonces con toda tranquilidad hablamos: Los conquistadores!.No, son los invasores. Nos tratan de cambiar el “disco duro”. Nos sometieron!. No nos han sometido, acá estamos, vivitos y coleando.

Si nosotros regresamos unos años atrás en la historia nuestra; hablemos de 50 años: Cuánta tierra se habian posesionado las haciendas?. Medio Perú era haciendas. Y no las hemos recuperado? No se ha eliminado la mayoría de esas haciendas?. Hace 50 años, en toda la costa del Peru, cuando veíamos un letrerito que diga: “Estas son tierras o propiedad de la comunidad de Asia o de la comunitad ….” Entonces, se recupera.

Se recupera, porque son cosas intrínsecas. Para nosotros la tierra es parte de nuestra propia casa, no puede venir otro y comprar la tierra y decir que es de él. Entonces, eso de que la invasión no da derechos es un hecho real. Pueden pasar 500 años, mil años, pero eso se recupera.

Lo otro, y lo que esta vinculado acá, es que, con esas invasiones nos obligan a hacer muchas cosas: Lo primero es que hablemos en su propio lenguaje, entonces hay que repetir lo que dicen. Nos dicen que son conquistadores, dicen que trajeron un montón de cosas importantes; que trajeron una religión que es una manera de entender el mundo; que trajeron una lengua, trajeron alfabeto dicen..

Cuantos de nosotros hemos pensado por ejemplo que hace un siglo o un siglo y medio se descubre el uso del petróleo; que hace 50 años se descubre el uso del Gas, y se comienza a utilizar en maquinaria. Y nos dicen, eso es la modernidad. Ahora se sabe y se difunde que los chinos por ejemplo, hace mil cien años tenían no solamente pozos de petróleo; tenían pozos de gas; tenían pozos de agua; extraían con maquinaria, que hoy dia se exibe y se utiliza. No utilizaban tubos de metal sino tubos de bambú; había gasoductos probados con tubos de bambú de 120 Km en China. Las torres de perforación tienen hasta 150 mts de alto; el sistema de brocas que -hasta ahora se recuperan- son de diferentes tamaños, y comenzaron a funcionar. Esto no se sabía o difundia sino hasta hoy.

Parte de la manera como se han impuesto y mantenido en este proceso de invasión, es cambiandonos una serie de bases de nuestros conceptos. Uno de ellos es el de Filosofía. Se dice corrientemente que los pueblos que habitamos Abya Yala o lo que se llama américa, no hemos tenido y no tenemos filosofía. La primera reacción que hay es, que tenemos verguenza pues:“debemos ser tan ignorantes que no tenemos filosofía”.

La Filosofía frente a nuestra manera de entender el mundo

Los occidentales definen la filosofía como la manera de entender el mundo, como es el mundo, como es la muerte, como es la vida despues de la muerte; y una de las maneras como ellos definen que hay que entender el mundo, es que hay que ser objetivos para pensar. Eso nos lo han machacado en la cabeza, es lo que enseñan en la Universidad, es lo que enseñan todos los dias; nos hacen el cuento con eso; nos da un poco de verguenza, entonces queremos ser buenos pensadores, buenos filósofos; y entonces tratamos de pensar que existe un mundo objetivo.

Nosotros entendemos de una manera distinta el mundo. Sabemos como es el mundo, sino no pudieramos vivir. No solamente los seres humanos entienen como es el mundo. Si uno no entiende como es el mundo no puede vivir: Si yo no entiendo que comienza a llover y tengo que guarecerme porque sino la lluvia me hace daño, no vivo. Entonces entendimiento sobre lo que es el mundo tienen los humanos, tienen todas las plantas y tienen todos los animales.

Si yo no entiendo y no sé como es el mundo no puedo vivir. Entonces es una falacia que nos digan que nosotros no sabemos como es el mundo. Claro, no tenemos filosofía, porque filosofía es una manera de pensar en la que las cosas hay que verlas objetivamente. Que cosa es ver objetivamente?: Cuando yo veo objetivamente digo: yo soy un sujeto, so estoy vivo, yo pienso; este plato no tiene vida, no puede hacer nada, yo lo puedo romper, es un objeto…

Y lo que tratan de hacer es que pensemos y entendamos las cosas sin sentimiento. Pero resulta que nosotros todo lo que hacemos y todo lo que entendemos, lo entendemos por el sentimiento. Entonces cuando yo hago un pensamiento donde estoy incluyendo mi sentimiento,..ya no es filosofía. Es una manera diferente de entender el mundo. Entonces nosotros tenemos una manera de sentir y entender el mundo que no se llama filosofía, simplemente lo sentimos….

Sentimiento y entendimiento

Por ejemplo, si nosotros comenzamos a pensar en todo lo que son cultivo de plantas y crianza de animales. Revisemos el dia de hoy en el mundo, quienes tienen agricultura: aparentemente, dicen, en todos sitios siembran plantas y las plantas crecen…Pero, si nosotros revisamos con cuidado, en el mundo deben haber cinco o seis zonas donde se crian plantas. Hay otras zonas, donde pueden sembrar pero no crian plantas.

Veamos: Acá, yo quiero sembrar un tubérculo, voy a sembrar una papa, y cuando voy a poner la papa, la voy a sembrar, tengo que saber en que época la siembro; cuándo va a llegar la primera lluvia, y si se que se va a demorar unos dias más, voy a poner la papita con los ojos para abajo, de manera que comienza a crecer con el suelo humedo, pero recién la plantula va a comenzar a aparecer cuando haya caido la lluvia; si la pongo derechita y la plantulita sale antes, la planta se muere. Y eso es así con todos los cultivos. Sembramos y ponemos semilla por semilla, y detrás hay un conocimiento.

Hay otra figura del sembrador donde aparece un sembrador tirando las semillas, que es lo que a veces cuentan en la biblia: hay que tener cuidado por que pueden haber semillas que caer en suelo fertil, y semillas que caen en tierra seca y se mueren. Eso no es agricultura, es una mala manera de hacerlo.

Pero yo no puedo crier una planta, yo no puedo criar una animalito, si no tengo sentimiento. Entonces hasta la propia crianza requiere un sentimiento. Si yo aplico una filosofia objetiva no puedo hacer eso. Y Entonces uno se da cuenta,..dicen: “la crisis mundial”, pero el Perú sigue teniendo cientos y miles de plantas y siguen produciendo, y la mayoría de paises europeos no pueden ni siquiera sembrar. En Europa en estos momentos existen tres o cuatro variedades de papa y no son capaces de sacar una variedad más, porque no quieren, porque no saben hacer agricultura.

Y uno constata eso, cuando viene gente por ejemplo de Europa y alguna gente de los Estados Unidos, y llega acá y se maravilla de la cantidad de comida que hay. Y uno se pregunta: “si vienen con tanta plata..”, pero prácticamente son muertos de hamre. Y aunque duela, son asi,-la mayoría no todos-, porque no saben ni siquiera cultivar. Acá, cualquiera, por más desposeido que pueda ser, sabe criar porque tiene sentimiento, porque uno cuida la plantita o al animal con sentimiento: Esa es la base que tenemos todos en nuestra propia cultura. Diferente es que a veces nos ponen un cliché y entonces queremos dejar de lado eso; pero solamente nuestra actitud de cariño es la que nos permite vivir bien. Y por eso decimos: hay esa gente fria!

Esa actitud de cariño, eso que hacemos, es nuestra cultura. Y eso es nuestra manera de entender el mundo y la “manera”, como dice: La cultura es lo que uno hace todos los dias. Entonces en eses sentido no tenemos filosofía.

Pero hay algo más, pongamos un ejemplo: si a mi me dicen que hable Quechua, no puedo hablar Quechua; que hable Aymara, no puedo hablar Aymara, pero yo sigo entendiendo los sonidos. Cuando con Pacho hemos comenzado a trabajar, -estabamos trabajando hace unos años muy frecuentemente en la casa-, un día tocó que yo tenía que ir a Huamanga, había un Congreso de Cultivos Andinos. Y conversando conversando con él, con esas cosas de sonido, es que nos deciamos y yo le decía: Oye, yo voy a Huamanga tengo que llevar algo, yo no puedo llegar a un sitio de visita y no llevar nada. Y es así como sale lo que menciona Leo: “Ayacucho, Morada del Alma”. Eso ha regresado con sentimiento, así es que ha regresado. Entonces esa posibilidad de sentimiento es lo que nos hace entender.

La Política y nuestro Conocimiento con Fundamento

Un Segundo aspecto aspecto en el mismo sentido, es sobre política. Que cosa es política?: Uno lee a los grandes maestros de la política y la guerra, estos alemanes Van Clousewits, etc. y dicen que: la guerra es la politica hecha con otras armas. Yo voy a hacer politica para tomar el poder, si no me dejan, agarro las armas, mato al otro y yo toma el poder. Política y guerra son la misma cosa. Nosotros hacemos política? No. Nosotros hacemos Ayni. Política puede hacer alguien que ve al otro como si fuera su enemigo, y por eso, si no resulta a las buenas, resulta a las malas.

Nosotros, acaso cuando nos reunimos nos estamos peleando con el otro? No. Nosotros yapamos al otro. Eso no se llama política, eso se llama Ayni. Y eso es lo que tenemos que hacer. A veces hemos aprendido mal, que hay que hacer política, y andamos tratando de matar al otro de una u otra manera, y no nos da ningún resultado. Pero cuando hacemos Ayni nos juntamos, y nos juntamos porque entendemos que el otro no es nuestro enemigo. Entendemos simplemente que todos son diferentes, todos no van a pensar igual.

Y en esta parte de recuperación es importante tocar otro aspecto: Nos andan contando que todos los restos -sobre todos los restos de construcciones-, nuestras Wakas, unos les llaman Ruinas; otros le llaman Fortalezas; otros lo llaman Templos. Resulta que todas esas construcciones no son ni fortalezas ni son templos. Que son esas construcciones?

La ciencia, tanto en el caso nuestro como en el caso de otros pueblos, es un conocimiento con fundamento. Yo sé, por ejemplo, que cosas produce el agua: agarro una planta, la corto, la echo en el agua, a los 10 días va a estar podrida, la mezclo con un poco más de tierra y tengo un buen abono…Ese conocimiento es ciencia. Yo pongo una caida de agua con cierta inclinación, y me va a hacer hueco a una piedra después de cinco años; yo hago bajar el agua con una cierta inclinación, el agua va a bajar despacio y no me va a malograr el canal que yo tengo; lo pongo un poquito mas fuerte, revienta el canal. Entonces, yo no puedo saber como vivir si no se el efecto que causa el agua. Un ser humano no puede vivir si no sabe como es el agua.

Tomemos el ejemplo del viento. Yo se que abro la ventana ,le dejo un filonsito y ese filonsito en dos minutos me puede enfermar. Me voy a la playa a bañarme, comienza a soplar el viento a las dos de la tarde y tengo que irme por que no me deja el viento. Si yo no sé los efectos que hace el viento, no puedo vivir. Cuando yo sé los efectos que hace el viento, yo tengo un conocimiento con fundamento, eso es un conocimiento científico.

La ciencia occidental y la ciencia de nuestros pueblos.

Para un occidental, la ciencia no es un conocimiento con fundamento. El método científico es un método que pone una hipótesis y que lo que se trata es de saber si ese conocimiento es verdadero o falso. No tiene que ver nada con la ciencia de nuestros pueblos o de otros pueblos anteriores. Como hago yo para hacer una irrigación? Cómo se que inclinación tiene un canal, como se lo que yo tengo que hacer? Hay canales que ya tienen 5 mil años y hasta el dia de hoy nunca se apolmatan y el agua pasa clarito; en cambio tengo un canal en Ica, que si no limpian el canal a los tres años, el canal se tapa, y es un canal de tres metros de altura. Yo puedo hacer una irrigación si conozco el grado de inclinacion que tiene que tener el canal, la velocidad que tiene que llegar el agua, e igual tengo que saber que es el vientos, que es el calor, que es el agua; que efecto hace la tierra, …Cuando yo sé los efectos que tiene un elemento, yo puedo organizar mi vida.

Si uno visita hoy Tipón, cerca del Cusco, uno encuentra un cerro inmenso lleno de canales, lagunitas, caidas, etc. Eso es un ritual?, eso es como una iglesia para adorar a un santo? No tiene nada que ver con eso. Eso es como dicen acá: es una facultad de hidráulica. Entonces yo comienzo a estudiar con que inclinación cae el agua, que efectos hace… Y uno, el dia de hoy va y encuentra ahí, como hay canales donde el agua sube, -que eso siempre me lo han contado, y a veces no lo vemos-, ahi se ve con toda claridad, y no como un sifón, ahi lo ves como esta cayendo. Eso es una facultad, es un centro de estudios, es un centro de investigación. Eso es.

Si uno se va a Caral, - que Ruth….le ha puesto “la ciudad sagrada de Caral” porque hay un monton de hornitos. No tiene nada que ver con sagrado, aunque es bueno llamarle ciudad sagrada, porque antes de llamarla que es una ruina suena mejor llamarle ciudad sagrada. Pero lo que hay en Caral es: centro donde se estudia fuego, los efectos del calor, y uno encuentra una serie de construcciones con ductos para la entrada de aire, y lo que están estudiando es que efectos causa el aire. Entonces, cuando yo se que efectos causa el aire puedo construir algo como Chan Chan, donde yo entro a una pieza a medio dia, con todo un sol, y la pieza esta fresca; yo puedo entrar y encuentro un almacén donde puedo guarder granos que no se destruyen porque se los efectos que causa el calor.

Caral es un centro de investigación Eólica, de aire y de viento. Por eso es que en Caral no encuentras armas; en Caral han encontrado flautas, instrumentos de música, es un centro donde se aprende a danzar. Son centros de investigación. Eso es lo han hecho nuestros pueblos, eso es nuestra ciencia. Y eso, poco a poco se comienza a recuperar y se comienza a conocer. Creo que está llegando la época en que esto se vuelva a recuperar.

Lo que tenemos que recuperar

Yo les decía cuando commencé: Donde están los ingenieros? Los ingenieros están en los que comienzan a saber eso y lo comienzan a discutir. Esa ciencia es mil veces superior a la ciencia que nos tratan de enseñar con el método científico.

El método cientifico de los occidentales surge hace 300 años, porque resulta que en esa zona del mundo, el conocimiento y entendimiento sobre el mundo se suponia que había sido dado por Dios y había sido dictado en unas tablas. Esas tablas se habían vuelto escritos y eran las sagradas escrituras: La Biblia en el caso de los católicos y otros documentos en el caso de otras religiones; se suponía que ahí estaba el conocimiento de todo el mundo. Con el poder absolutista de la iglesia catolica del imperio romano, se da la autoridad al emperador, en este caso es el papa, a que sea el único capaz de interpreter lo que dice la Biblia. No era que cualquiera podia leer estas sagradas escrituras que eran la revelación del mundo, sino que el papa era el que daba la interpretación.

Mientras esto funcionó, la mayoria obedecía, a unos no les parecía, pero si funcionaba bien. El poder absoluto de la iglesia, hace tal sistema de opresión, que los pueblos europeos se comienzan a levantar, y aparte de establecer estados políticos independientes, establecen sus propias religiones reformadas. Uno de los aportes que hacen estos nuevos grupos es decir: Por qué vamos a creer que la interpretación que hace una persona es la que vale? Todos tenemos cabeza, entonces cada uno puede leer nuestras santas escrituras, y hacer su propia interpretación; es parte de la reforma politica que se da. Pero resulta que la gente comienza a hacer interpretaciones diferentes unas de otras, y la gente se comienza a matar porque hace interpretaciones diferentes. Uno lo mata al otro, y se arma la guerra entre los propios europeos simplemente por el hecho de pensar diferente.

Entonces actuaban como bestias: Yo digo que esto es azul; yo digo que esto es rojo, como tu piensas diferente, yo te mato. Y en europa se comienza a dar una de las peores masacres, entre ellos mismos. Entonces, parte de la dirección eclesiástica europea, se plantea: que hacemos sobre esto? Entonces un grupo que salen de la iglesia, deciden establecer una forma para que la gente no se mate una con otra, y crean el método científico. Dicen por ejemplo: “Yo conozco algo, yo interpreto algo, y no voy a decir que esa es la verdad… Yo veo que esta pared es color lúcuma, pero no voy a decir que es lúcuma; a eso que he descubierto le voy a llamar hipótesis, y voy a buscar un medio exterior para que otro pueda probar que esto es lúcuma y si no, a desmentirlo”.

Todo ese método científico, el que nos enseñan, es simplemente para probar una cosa que se pueda demostrar ante la otra persona. Eso no tiene nada que ver con la ciencia; simplemente es un método para que la gente no se mate entre ella, y eso, que es lo que a veces nos enseñan en los colegios y las universidades, es totalmente diferente a la ciencia de nuestros pueblos y de otros pueblos, donde por ejemplo “yo lo que quiero saber es que efecto me va a causar por ejemplo si comienza a llover mucho o que efecto va a hacer el agua”. Esa ciencia es la que se esta recuperando, esa ciencia es la que se vuelve a conocer, esa ciencia es la que ha determinado en algún momento que podamos hacer construcciones como las que se ve en Cusco u otros lugares, con grandes bloques de piedra. Uno va a Cusco y no solamente encuentra bloques grandes, sino también dibujos hechos, masas que se han movido; y encuentra derepente una piedra, que si uno la parte es como si fuera un pan de molde: la parte exterior de la piedra mas gruesa como si estuviera tostadida, y la parte inetrior mas blanda. Cómo han hecho eso? Sabiendo esas cosas.

Eso es lo que tenemos que recuperar porque esas son las cosas que nos van a permitir vivir mejor que ahora, eso es lo que esta volviendo a parecer en todos nuestros paises. Ese es el camino; es lo que esta llegando y lo que hay que aprender. No tenemos que pedirle permiso a nadie para recuperarlo.


Pukiu Llaqatallay

PUQUIO QUERIDO

Por: Juan Francisco Tincopa Calle

Escribir algunas notas sobre Puquio, permite el disfrute y la reflexión como puquiano, por los sentimientos implícitos y la responsabilidad de brindar un aporte, por pequeño que sea, en la lucha permanente por el progreso y bienestar general de todos nuestros paisanos. Y cuando digo todos, me estoy refiriendo no solamente a las personas humanas sino también a los demás seres con los que vivimos cobijados por nuestra madre naturaleza, en aquella extraordinaria creación de nuestros antepasados, llamada Ayllus.

Elijo esta perspectiva ancestral de ensueño, porque guardo la esperanza de que, mas temprano que tarde, la humanidad ha de comprender, que podemos optar por la armonía antes que por la violencia; por lo sano y natural antes que por el veneno y la enfermedad; por el cariño antes que por el odio; por las alegrías antes que por las tragedias.

EL ENCANTO DE PUQUIO

Muchas veces me pregunté cuál es el encanto de Puquio?. Por qué su sola evocación nos estremece el alma a quienes hemos vivido felices en sus campos y ayllus, sobre todo en la niñés, esa edad de aprendisaje profundo y captadora de sentimientos sanos?. La respuesta finalmente emerge a través de los años y experiencia del caminar: El encanto de Puquio está en sus apus huamánis y manantiales; sus chacras, ríos y quebradas; sus vicuñas, alpacas y llamas; sus venados, aguilas, zorros y viscachas; sus perdices, golondrinas y calandrias; sus truchas; y -como no- sus sabrosos potajes típicos, sus paqcha sirenas, sus músicas, sus cantos, sus danzas, y esa infinita capacidad de creación humana que resulta de los sentimientos de amor y cariño.

Cuando uno evoca a Puquio, no se puede evitar la nostalgia y es que sólo se tiene nostalgia de la felicidad; cuando se sabe que tuvimos el privilegio o la suerte de haber nacido y crecido en un mundo de armonía y equilibrio, pese a los conflictos y contradicciones que siempre se impusieron desde las entidades de estado y las consecuentes situaciones creadas por el abuso de poder. Las historias que se pueden recoger son muchísimas, de lo mas variadas e intensas, pero las más trascendentes son aquellas que enriquecen el espíritu, como las que supo escribir nuestro hermano mayor: José María Arguedas.

Las celebraciones sagradas como la Sékia o Fiesta del Agua, La Fiesta de las Cruces, y la Fiesta del Sr. de la Ascención; también las fiestas anunciadoras de cosechas como los carnavales, son ocasiones en las que se renueva permanentemente nuestra la fé y gratitud a la madre naturaleza y la divinidad sagrada que conocemos como Dios ó Yaya en nuestro idioma ancestral. Por lo mismo estas celebraciones nunca se olvidan y pese a las distorciones y cambios impuestos por el proceso de globalización, mantienen sus características escenciales: Búsqueda de la hermandad entre todos los seres y personas que vivimos en su suelo.

DE SUS APU HUAMANIS Y MANANTIALES


Puquio es un pueblo descendiente de los Rukanas, hermano de los Chilqes, Antamarkas, Qawanas, Soras y tantos otros que formaron parte de la nación Chanka y el proceso tejedor multinacional del Tawantinsuyu.

Protegidas y criadas por el apu huamáni conocido como Don Pedro Orqo, asi como por el Qarwaraso, Yawriwiri, y otros, las poblaciones y comunidades de Puquio y alrededoreres han sobrevivido al proceso devastador de la invasión y el coloniaje, gracias a su profunda vinculación con la Pachamama, lo cual les permitió adaptarse sin perder sus raíces y recrear su cultura, asimilando los elementos rescatables, incluyendo algunos invasores “almagristas”, llegados del viejo continente.

Así ocurrio con las vaquitas, los caballos y asnos, los carneros y los cerdos, el trigo y la cebada; resultado de lo cual hoy tenemos el sabroso quesito puquiano y lucanino, el caldo de cabeza de carnero, el patachi de trigo, la sopa de pusra, los chicharrones, la variedad de bollitos, panes, y wawas , la mazamorra de llipta acompañada con leche de vaca y la gelatina de pata; así commo el enriquecimiento de la antigua pachamanka; todo lo cual forma parte ya de la cultura nativa puquiana.

La importancia y respeto sagrado a los Huamánis, cuya sangre vierten en los manantiales, lagunas y ríos para mantenernos vivos, sigue vigente. Las ceremonias sagradas de agradecimiento y celebración son aún el referente principal de la vida de los cuatro ayllus o barrios de Puquio (Qayau, Qullana, Chaupi y Pichqachuri) y así mismo en San Andres, Chilquez, Santa Cruz, Santa Ana, Pamparqui, Santa Rosa, Qochapata, San Pablo, Punkuwaqa. Estas tradiciones tienen un componente ceremonial sagrado y otro mas bien festivo que corresponde a la relación armóniosa entre todos los vivos con la pachamama. Esta dimensión spiritual está profundamente presente en la vida de los ayllus. Es por ello que a nivel familiar por ejemplo, se mantiene la tradición de las herranzas de las llamas, alpacas, carneros y vaquitas bajo las mismas caraterísticas.

Yawriwiri, Puka Qocha, Toro Qocha, Choqllu Qocha, Qoriqocha, Alay qocha, Muyalla qocha, Urabamba Qocha, y Pachaya, son entre otras las lagunas de las cuales depende toda la vida de nuestras poblaciones enteramente: no solo agua que hemos de beber para poder vivír, sino que hemos de usar para regar nuestras crianzas de animalitos y cultivos, sin los cuales tampoco habría vida en absoluto. Esa grandiosa generosidad de los Apus Huamánis, que nos protegen por encargo de la Pachamama y el gran espíritu sagrado; es la que agradecemos y celebramos en nuestras festividades y es por ello que siempre van precedidas de los sagrados chaninchay (mal llamados pagapay) que ha de hacerse con devosión sinceridad y respeto verdadero, pues de no ser así nuestro agradecimiento no sería recibido ni nuestras peticiones escuchadas.

Desde tiempos remotos, nuestros ancestros Rukanas tuvieron una percepción de la espiritualidad, una fé y respeto profundo a la Pachamama o madre naturaleza, madre vida. Sabían que a través de ella se nos manifiesta el gran espíritu sagrado, llamado Dios en la cultura occidental ó Yaya en la nuestra. Es por eso que en todas la ceremonias de agradecimiento a los apus huamánis, a la pachamama, se incorporaron los elementos rituales de la religión católica sin menoscabo de lo escencial que es el mantenimiento de la relación intima y permanente con la naturaleza, sin cuyo encariñamiento perderíamos lo fundamental de nuestra fé e identidad. Nunca nos des-ligamos de la naturaleza, por ello es aburdo pensar en que debemos buscar medios para re-ligarnos a ella. Siendo muy sagradas y espirituales nuestras tradiciones de fé, no podrían devenir en re-ligión. Por eso mismo compartimos sin exclusiones y seguimos acogiendo a todos los seres del mundo en el amplio contexto de nuestras celebraciones.

Hay quienes piensan que frente al proceso de extirpación de idolatrías, que produjo una resistencia incial en las jornadas conocidas como el Taki Onqoy y que se expandieron desde Sondondo, Soras, Andamarca, Querobamaba, Cabana, y los Ayllus de Puquio, Lucanas y muchas poblaciones altoandinas de toda la región y a cuyo periodo se remontan nuestra tradicional “Danza de las Tijeras”; la cultura ancestral se vio obligada a mimetizarse y a producir el sincretismo religioso en las tradiciones católicas. Me inclino a pensar que esto es solo parcialmente cierto ya que nuestra cultura no tenia ni tiene religión en el sentido estricto del término, sino básicamente una forma de vida sagrada que se puede resumir en el termino y concepto amplio y profundo de: respeto y equilibrio.

No es que fuesemos politeístas, panteístas o animístas, ni que tuvieramos religiones paganas. Esta es una interesada tergiversación de nuestra cultura que le convenía a los invasores para imponer su dominio. Nuestra fé es inclusiva y totalizadora, mientras la comprensión de los invasores y su civilizacion occidental, respecto a Dios o el Gran espíritu Sagrado, es sumamente estrecha y excluyente de, a tal grado que lo consideran y representan a imagen y semejansa de ellos (!?). Con el proceso invasor la cristianización se alejó del ejemplo vivo de Cristo; utilizaron su imagen y los rituales según conveniencia del poder opresor, esclavizador y colonial del mundo; justamente frente a cuya injusticia se había rebelado Jesús y por causa de la cuál fue torturado y asesinado en la Cruz. El mensaje de salvación explícito en la vida de Jesús no es opresor ni opuesto al modo de vida ancestral y sagrado de nuestros pueblos originarios, y es por eso que podemos comprenderlo aunque no lo asumimos como re-ligión dominante. Mientras no estemos desligados de la pachamama, madre naturaleza, madre vida, no necesitaremos re-ligarnos al gran espíritu sagrado que se manifiesta en ella, ya que nuestra conexión, consideración y respeto es permanente.

La fé de nuestro pueblo, debido a sus profundas raíces ancestrales, y porque no es excluyente, ha sabido incorporar todo lo genuino del cristianismo e incluso acogió los rituales católicos con mayor devoción. Así es que paulatinamente le festividad del Sr. de la Ascención en Chaupi, la de la Virgen de la Nieves en Santa Cruz, la Virgen de la Candelaria en San Andres, y todos los patronos y santos católicos, formaron parte fundamental de nuestras tradiciones festivas contemporáneas y expresan esa persistencia de profundo respeto a la madre vida y madre naturaleza: La Pachamama. Ya que sabemos que de nuestra relación armoniosa con ella y entre todos los seres que vivimos bajo su amparo, depende la continuidad de la vida y el logro de una convivencia sana, equilibrada y feliz en estas tierras que nos vieron nacer.

Como resultado, tenemos que “La danza de Tijeras” ya no solamente visita los templos en su día, en la fiesta de las cruces en Mayo (que en realidad es la conmemoración de chakana raymi), sino también en las fiestas del calendario Católico. Así mismo, todas las celebraciones y festividades convocan a nuestras tradiciones de fé, así como nuestras manifestaciones creativas profundamente espirituales y sentimentales. La música, danzas, cantos, y todo tipo de artes y creaciones vivificadoras, son un manantial permanente de alegrías y esperanzas que siempre abren las posibilidades de entendimiento humano.

DE SUS VICUÑAS, AGUILAS, VISCACHAS, TARUKAS, ZORROS, WACHUAS…

La diversidad de animales silvestres en los, valles, quebradas y punas de Puquio tiene en la Vicuña a su más bella y apreciada hermana; también a las tarukas, los pumas, los zorros, las viscachas; las águilas, halcones y cernícalos; las tuyas, los gilgueros, las golondrinas, gorriones y calandrias; las wachuas, pariwanas, yanawikus; las challwas, los patos y patillos. Todos los que siempre fueron considerados hermanos de crianza en la Pachamama y por lo cual, no existe musica canto ni danza que no los tome en cuenta con cariño.

Naturalmente, nuestros animalitos, hermanos y hermanas, no son propios ni exclusivos de Puquio, simplemente celebramos el poder convivir con ellos en los ayllus, poder criarlos y ser criados por ellos también, ser concientes del cariño recíproco que nos hemos prodigado desde tiempos inmemoriales. Por eso los cazadores furtivos nunca fueron vistos con aprobación en nuestras comunidades. Estos animalitos tienen su lugar en la vida de nuestros ayllus y sabemos respetarlos como hermanos, mas allá de que en determinados momentos sabemos que en el proceso de crianza nos brindarán sus carnes para alimentarnos, sus lanas para vestirnos y sus cueros y demás partes para nuestros accesorios de utilidad. Nosotros los criamos, los protejemos y ellos también lo hacen, ese es el sentido de reciprocidad natural. No hay pues un sentido de explotación ni depredación de ellos amparados en una supuesta superioridad del humano ni en la irracional ambición de lucro.

Hoy que en el mundo se habla de cuidados del medio ambiente y la ecología, de protección a las especies en peligro de extinsión y tantas otras buenas intenciones, debería ponerse atención en el modo en el que los ayllus, desde tiempos muy remotos, se relacionaron adecuadamente, con respeto, y con sentido de mutua crianza; para encontrar el mejor camino para la conservación del equilibrio en la naturaleza, con todos los seres que vivimos en ella.

Las tarukas como por ejemplo, ya casi no se ven en las alturas de Puquio y alrededores; desde tiempo atrás, cazadores furtivos la han estado exterminando, como antes a las vicuñas y viscachas. Cómo es posible que algunos nos hayamos perdido el cariño a nuestros hermanos de crianza en la pachamama?

Cuando el mundo comprenda que todos dependemos de todos, recién comprenderá que es necesario respetar y querer a los animales, y a proceder con prudencia en el proceso de mutua crianza. Tendrán que aprender de la sabiduría de los ayllus de Puquio y podremos ver una vez más la abundancia de vida a través de la fructificación de toda la diversidad que somos en la Pachamama.

DE SUS QEÑUAS, MOLLES, EUCALIPTOS, RETAMAS, TARAS, SANKYS…

La campiña de Puquio tiene lindos bosques de eucalipto, pero también son hermosos sus qeñuales en las punas, como sus molles y retamas en las zonas templadas y valles. Así mismo podemos ver abundancia de sanky, tara, yareta, marko, paqpa, ruchukma, pichus, lloqe, qello qello, qantu wayta. Las hierbas salvia, romero, hierba buena, chikchimpa, culen, aqenqo, muña, toronjil, y tantas otras.

Todas las plantas que crecen en Puquio, nativas o asimiladas, han servido y nos sirven para nuestra salud, ese es el modo en el que nos cuidan y crían, y nosotros también las cuidamos y damos su espacio de crecimiento y multiplicación. Durante siglos algunas de estas plantas han sido el medio mas usado para los tratamiemtos de enfermedades y desequlibrios de salud y aún hoy son utilizadas con dicho propósito. El aqenqo por ejemplo es el mas poderoso y eficáz tratamiento de los cólicos, de eso pueden dar fe todos los puquianos.

Quién no ha usado el eucalipto –que vino desde Australia para ser acogido en nuestras tierras- no solo para construir sus casas sino también para tratarse afecciones bronquiales; que puquiano arraigado no ha usado el fruto del molle para hacer chicha y sus hojas para tratarse de afecciones diversas. La raíz de paqpa también para hacer chicha y la fibra de sus hojas, junto con el lloqe, para hacer el mas antiguo instrumento musical de cuerda. También la tara para combatir ciertas infecciones de las amigdalas; la savila para tratarse múltiples afecciones gastrointestinales; la hierba buena para ayudar a la digestión; y en general las muchísimas hierbas que crecen de modo silvestre en el campo, para curar dolencias de salud.

Todo ello demuestra una vez mas, que todas las plantas, también son nuestro/as hermanos/as de crianza. Son seres vivos que también sienten –para los fanáticos occidentales debo recordarles que ya hubieron experimentos científicos que finalmente demostraron lo dicho- y con quienes los runas de los ayllus de puquio y todo el ande supimos tejer vinculaciones de cariño que hasta hoy no lo hemos olvidado.

Por eso no dejamos de hablarles y cantarles con sentimiento: Flor de Romero, sillkauchay, mullichay, tribulinaschay, qantu huaytacha, cebadillaschay, hierba buenita…etc. y una incontable referencia de cantos de nuestros pueblos puquianos y qawallaqtinos se distinguen por aquella infinita capacidad de ternura con la que se habla con las plantas. Eso nos alegra el espíritu, nos regocija, nos distingue y hace personas mas íntegras, porque el respeto y cariño a las plantas y animales es parte del respeto a nosotros mismos y nuestra familia de familias que son los ayllus.

Por todo ello, en Puquio, somos entusiastas de una mayor reforestación, con bosques, no solo de eucaliptos sino también de otros arboles y arbustos, que contribuyan a contrarrestar la erosión de los suelos y las tierras cultivables, la creación de microclimas que favorescan la vida de hierbas nativas y asimiladas, y así mismo protejan contra las fuertes heladas que muchas veces hacen difícil nuestros cultivos de alimentos. En esta perspectiva las iniciativas tanto individuales como desde las entidades de gobierno y no gubernamentales, han de ser bien recibidas en función de su conistencia de largo plazo.

DE SUS CRIANZAS Y CULTIVOS


Puquio tiene aún la crianza de las originarias llamas y alpacas predominante en sus alturas, y ha incorporado la crianza de vacunos, equinos, ovinos y porcinos en diferente grado de intensidad de acuerdo a su entorno ecológico. Las vaquitas puquianas son ya un miembro indesligable de nuestra cultura de crianza, son ellas las que nos brindan esos quesitos sabrosos y también nos alimentan con su carne, una vez llegado su momento. Un ayllu de hoy en Puquio, es inimaginable sin las vaquitas, y los carnertitos. Incluso los pobladores de las alturas que viven con las llamas y alpacas han ido incorporando paulatinamente estos animales traidos por los europeos, asimilándolos a su modo de vida ancestral.

Pero Puquio también continúa con la crianza de animalitos menores como el nativo Cuy, el conejo, las gallinas, los patos, y los credos. Una familia que vive vinculada a la chakra no podría concebirse sin incluir estas crianzas. Y es que, la supervivencia y mantención de las familias en el campo, desde la llegada de los invasores, fue un desafío que lograron vencer nuestros abuelos en base a la continuidad y recreación de su costumbre de crianzas, y de este modo, pese a las condiciones de opresión económica y estatal, fueron comunidades autosuficientes en sus necesidades básicas; algo que los 30 años de globalización y la violencia terrorista, han tratado de destruir para incorporarnos al libre mercado capitalista, que solo siembra ilusiones y pobresas en nuestros pueblos.

Nuestros ancestros, han sido creadores por exelencia, cultivadores y “domesticadores de plantas” para convertir sus frutos en alimentos. Esta es una cualidad que ningúna otra cultura puede exibir en el mundo al nivel nuestro. Mas del 70% de los alimentos que hoy sostienen al mundo fueron creados o domesticados por nosotros; los más grandes biotecnólogos de la historia eran aquellos antepasados nuestros que fueron asesinados por los españoles en la mas grande sanguinaria destrucción de cultura y genocidio que haya conocido la historia de las invasiones coloniales.

Las mas de 3 mil variedades de papas, los camotes, las ocas, las mashuas, los ollucos, las quinuas, las kiwichas, los frijoles, los maníes, las maqras, los zapallos, las yucas, el maíz en sus mas exquisitas y grandes variedades, y una incontable variedad de frutos y frutas, no aparecieron para ser comidas como por encanto, no!, tuvo que existir un proceso de investigación y manejo biotecnológico para transformarlos de frutos silvestres tóxicos en frutos comestibles. Nuestros abuelos lo hicieron, esa incredible capacidad creadora es la fuente de la extraordinara cultura que desarrollaron y que hoy en dia admira todo el mundo en sus restos arquelógicos, Que para nosotros son Wakas sagradas -Machu Pikchu, Sipan, Caral, etc.- aunque no nos consideren ni respeten y sigan saqueando todas nuestras riquezas.

En puquio, pese a todo, seguimos sembrando lo nuestro; aún tenemos nuestros sembríos de papitas nativas, de ocas, de quinua, de habas, y hemos incorporado el triguito y la cebada que vinieron desde otros pueblos cultivadores. Los comuneros de Qayau, Pichqachuri, Chaupi, Qullana, San Andrés, Chilquez, Santa Cruz, Santa Ana, Santa Rosa, Punkuwaqa, Pamparqui, continúan luchando por la vigencia de los cultivos y crianzas mas sanos y convenientes a su autosuficiencia alimentaria, con dignidad buscan salir adelante, sin caer en el ocio, y la fácil actitud limosnera de esperar las “ayudas” de gobiernos y entidades “caritativas”, que están destruyendo la autosuficiencia y autosostenimiento. Porque así quieren que dependendamos de sus políticas opresoras. Quieren destruir nuestra cultura de vida, pero mientras haya un runa y un ayllu vivos, tendremos esperanzas.

Las leyes del mercado y la globalización nos trajeron confusión con la idea de establecer monocultivos híbridos e intensificar el uso de la tierra, en contraposición a nuestros conceptos de crianza, diversidad, complementaridad, rotación y limpieza general y descanso de la tierra. Primero nos trajeron los pesticidas y fertilizantes quimicos, lo cual empobreció y enfermó nuestras tierritas, y ahora nos vienen a traer sus semillas llamadas transgenicas, para envenenar masivamente no solo ya a nuestras plantas sino a nosotros mismos. Pese a toda la campaña que hacen los poderosos de la agroindustria moderna, solo por su ambición de dinero fácil, nuestros ayllus aún tienen en su memoria la manera sana y correcta de criar y sembrar nuestras plantitas, que han de alimentarnos en agradecimiento.

Puquio aún sigue criando y sembrando, porque sin ello, no podríamos realmente conservar la vida y menos fructificarla. Seguimos respetando y encariñándonos con nuestros animalitos y nuestras plantitas, nuestros apus huamánis, ríos, lagunas, manatiales; como con los vientos y las lluvias, con el concierto infinito de vida que es la Pachamama que nos cobija.

SU MUSICA, CANTO Y DANZAS

Hemos tenido la dicha de nacer en un pueblo con profunda espiritualidad y sentimientos. Puquio ha sido y es una fuente permenente de música, cantos, y danzas. Estas manifestaciones culturales no surgen por casualidad, nos remiten permanetemente al encariñamiento con la Pachamama, el ayllu, la familia, la pareja y todos los seres que vivimos en la naturaleza. La nostalgia es un signo distintivo de todo un proceso historico de desarraigo al que nos resistimos, las tristezas tienen que ver con ese proceso inevitable, por las alegrías que dejamos atrás.

Cuando oigo decir a opinadores extraños, que la música Puquiana y Ayacuchana es muy bonita pero demasiado triste y lastimera, me provoca replicar de este modo: Tenemos tristezas que cantar, porque conocímos profundamente las alegrías, tenemos nostalgias, porque supimos lo que es vivir felices. No somos un pueblo de deprimidos o con vocación de sufrimiento, simplemente cantamos lo que nos tocó vivir.

Y si de alegrías se trata, debo decir que no he conocido en el mundo, música más alegre, cantadora y danzadora, que “el Ayla” y los ritmos del baile de la “Sekia”, en Puquio. Ni siquiera los ritmos caribeños, africanos, o incluso los carnavales brasileños, pueden despertar el espíritu natural de recocijo y un instinto danzador en el ser humano. Si uno se despoja de los prejuicios racistas, las distorciones producidas por el alcohol, y se guía estrictamente por el ritmo musical, el ayla y la sékia puede hacer bailar a cualquier persona humana, e incluso a quién pudiera estar cojo. Es sencillamente por que tiene una musicalidad que surge del ritmo de la vida en armonía y equilibrio con la naturaleza y porque fue creada para la edad del florecimiento, para los jóvenes que arriban al tiempo de descubrir el amor de pareja y la felicidad que ello conlleva. En nuestra cultura, el florecimiento de la juventud es celebrado por todos: Abuelos, padres, hermanos menores, compadres, amigos, vecinos, visitantes; nadie esta al margen, todos celebran, cantan y danzan porque es un acontecimiento que anuncia la fructificacion de la vida en el ayllu.

Otra expresión musical y dansística de Puquio son “Los negritos”, donde los ritmos plenos de alegría, son sin embargo algo más suaves, y ceremoniales, hechos para mostrar agradecimiento y por ello siempre coinciden con los calendarios festivos católicos y se dan generalmente en homenaje a la Vírgen María a quién identificamos con la pachamama ó madre naturaleza. En la danza de los negritos de Puquio, hay muchísimos elementos de orígen español que sin embargo convergen al ritmo de la tinya precolombina. La música y los pasos de los danzarines sin embargo, muestran esa permanente inclinación a la armonía que se ve en la naturaleza. Los coplas improvisadas en el “despacho” o despedida también tienen ese contenido, y finalmente la sátira que se hace durante el día de la teatralización generalmente es un llamado de atención para volver a la sinceridad, honestidad y respeto a nuestra fé y mandatos de vida en armonía y justicia. Colorido, música y ritmos contagiantes que hacen de los negritos un ingrediente infaltable en todas las festividades de los ayllus de los ritos y tradiciones católicas.

La hoy famosa Danza de Tijeras, que es mas bien una danza ceremonial de tributo y respeto a la espiritualidad (Ver, QAWAQ # 2); que debido al fenómeno de la migración y las leyes propias del mercado capitalista, lo han convertido en un referente y símbolo del país desde la perspectiva criolla, con las deformaciones propias del “marketing” del espectáculo comercial. Para Puquio, los danzantes de tijeras o Danzaq han sido y serán el mas hermozo encuentro entre los ayllus y el espíritu de los Huamánis, durante la posesión del cuerpo prestado del runa para dar vida a los Danzaq. La extraordinaria belleza de esta danza, a través de sus diferentes momentos desde el “Alba”, “Wallpa Waqay”, “Patara”, etc. hasta la “Agonía”, forma parte de una secuencia que manda el espíritu de los Huamánis convertido en Sirena pactando con los danzantes para expresarse en ellos.

Son pues personas especiales, por su espiritualidad, devoción y respeto a los Huamánis y la Pachamama. Inolvidables recuerdos nos traen los famosos: Rasu Ñiti, Aguila Huamancha, Qechele, Qori Sisicha, Virgicha, Chinchilco, Chuspicha, Encanto, y tantos otros –puquianos ó hermanos de pueblos vecinos- que se pierden en la memoria del tiempo, pero que forman parte de la continuidad permanente de una tradición ancestral de máxima importancia ya que nos recuerda para siempre que somos hijos de los huamánis sagrados y la pachamama, por la gracia de Dios Yaya, y que tenemos un vínculo sagrado de respeto y cariño que conservar.

Los Carnavales - Pukllay , es una fiesta que celebra las lluvias que anuncian buenas cosechas, y con ello la fructificación de la vida en ayllu. El amor, el humor, la sátira, la irreverencia, el canto, el baile, el enamoramiento y emparejamiento, así como el equilibramiento de las relaciones humanas con la eliminación de los odios interpersonales a travez del “siqullunakuy”, son todas, manifestaciones de felicidad y algaravía colectivas que van acompañadas de la música de las Tinyas y Pinkullos, de las coplas y cantos que enrostran sus errores a la realidad de injusticia, opresión e hipocrecía del sistema dominante. En las celebraciones de 7 días que dura el Pukllay en los cuatro ayllus de Puquio, como en los ayllus de sus anexos, que desborda la alegría y las licencias..

Maqtas y Pasñas, solteros y solteras protagonizan comparsas llenas del multicolor: los corpiños, monillos, walis, rebosos, llikllas y flores que se usan en dicha la ocasión y los adornos diversos, incluyendo las serpentinas y talcos propios de la festividad europea, acompañan a los grupos que convergen en la plaza de armas hasta donde llegan para promover el deborde general de la alegría y las irreverencias, donde el centro del tributo es el amor y las formas de encariñamiento propias de los ayllus. (ver en esta edición, artículo: “carnaval Puquiano, tributo a la vida” ).

Los Carnavales – Wifalas, es una fiesta de orígen europeo que era expresión de paganismo, a decir de los católicos, y sin embargo se asimiló a nuestro mundo, aunque naturalmente primero ha sido parte de las festividades propias de la élite local dominante –ajena a los ayllus- pero en ella, las música y comparsas fueron denominadas wifalas, vocablo quechua que describe a una bandera, y por ello al curso hondulante de sus comparsas y bailes, y Yunsa al cortamonte de molle que era adornado y cargado de muchos regalos sorpresa, para algarabía de los niños que esparaban el golpe final que tumbaría el árbol. La música de las wifalas es generalmente acompañada de guitarras y acordeón y, como en el caso del Pukllay, aunque muy tímidamente, la alegría y el desborde de los sentimientos de solteros y solteras característico de esta fiesta.

DEL HUAYNO PUQUIANO

Puquio, mas que por cualquier otro aspecto, ha de ser reconocido por su permanente creación poética y musical, que podemos llamar el Huayno Puquiano. Esto se explica porque el sentimiento es un factor profundo de nuestra personalidad e identidad, desde tiempos inmemoriales.

De la evidencia que podemos ver, la música y canto acompañados por tinyas y pinkullos, así como por quenas y chirisuyas, es obvio que se remontan a tiempos precolombinos y simbolizan la vigencia de nuestra cultura ancestral; pero no solo aquella, la música y canto kechwa acompañados por arpa y violín son así mismo continuidad de ese ser profundamente sentimental y cultor de la vida y las alegrías; pero allí no termina, aún la música y canto acompañadas con Guitarras, acordeones, charangos e incluso bandas de multiples instrumentos, muestra ese ser sentimental y arraigado a su terruño, donde lo trascendende es el cariño a todos, a la pachamama y el sufrimiento por el desarraigo y los desamores e injusticias.

El Arpa y el violín fueron introducidos por los curas españoles en las comunidades indígenas, con el fin exprofeso de facilitar su catequización. Así fue que apredimos a tocarlas, a hacerlas llorar – viulinchaykita waqachimuy – a brotar en ellas nuestro sentimiento propio, las hicimos compañeras y hermanas. Hoy por hoy, la música de mayor arraigo indígena o ancestral, se toca con esos instrumentos que son de orígen europeo, lo cual lo único que demuestra es que nuestra cultura es inmensamente poderosa y que no importa como quieran desaparecernos, sobreviviremos.

Es verdad que hay diferencias entre la música de raices precolombinas, la música y canto de los ayllus, y el huayno mas ligado al proceso de la ciudad. Es decir, es obvio que hay diferencias formales entre el maestro Modesto Tomayro, “Mullicha” y el maestro “Manuelcha” Prado, pero la música y el canto puquiano siguen recorriendo el mismo camino, van inexorablemente a concurrir al encuentro ancestral que mantiene vigente y recreándose a nuestra cultura andina puquiana. Ambos son pues símbolos y ejemplos de continuidad.

Puquio también nos dió la música y canto de Edwin Montoya, que aunque muchos lo ven solo como expresión del huayno “mestizo”, prefiero verlo como una expresión del Huayno Puquiano, creador de un peculiar estilo que viene siendo punto de referencia para varias generaciones. Pero además el canto de Ewin Montoya, expresa el sentimiento de los puquianos sin exclusiones, es un himno de cariño y esperanzas.

Hablar del Huayno puquiano hoy nos remite además a muchísimos cultores de este sentimiento hecho arte. Es como si Puquio fuese un manantial inagotable de cantores, cantoras y músicos extraordinarios. Tendríamos que recordar también a centenares y hasta a miles de ellos, cantantes, arpistas, violinistas, charanguistas, flautistas, quenistas, acordeonistas, pinkulleros, chirisuyeros, etc.etc. que todos en su momento, nos han brindado la alegría de poder expresar nuestros sentimientos en el canto, en el huayno Puquiano. Tenemos gratitud hacia todos ellos, hemos de recordarlos por siempre, no es posible hacer una lista de los mismos, ya que podríamos cometer la injusticia de olvidar a algunos, pero sí, los tenemos a todos en el corazón.

AFERRADOS A NUESTRAS RAICES, SOBREVIVIREMOS

Hay un viejo canto del hermano Atawalpa Yupanqui que dice: “Mi tierra te están cambiando, o te han disfrazado que es peor,…ah malaya que se rompa pa siempre mi Corazón.”. Por momentos ese es un sentimiento que nos acosa, cuando vemos el impacto del mundo global que busca destrucir nuestra cultura andina en Puquio. Me estoy refiriendo al pecado de la mala imitación y el plagio cultural.

Jose Maria Arguedas nos advertía que sería escandaloso que nosotros, desde aquí –desde nuestra riqueza cultural infinita- tengamos que ponernos a imitar lo extranjero; nos llamaba la atención en el sentido de que son ellos quiénes tienen mucho que aprender de nuestra cultura. Ellos, sin embargo, han aprendido a robarnos más y eficientemente, y nosotros, solo atinamos a mal copiar sus costumbres decadentes.

Pues resulta que entusiasmados con los espejitos de la globalización adopatamos usos y costumbres que a mediano y largo plazo traeran consecuencias devastadoras para nuestra cultura y posibilidades de supervivencia humana: La producción, la alimentación, la educación y las relaciones humanas son los campos mas afectados por este proceso.

El monocultivo, cualquiera que sea el producto y cualquiera sea su atractivo comercial, ya ha ocasionado la destrucción de comunidades campesinas en norteamérica y europa, y por otro lado, es la vía mas rápida de eliminación de especies, con pesticidas químicos; además de enfermar la tierra misma. Como si esto no fuera sificiente, han pasado a la manipulacion génetica y producción de semillas trasngénicas de soya, maíz, algodón y tratan de hacer lo mismo con la papa y otros alimentos de impacto agroindustrial. Aparentemente sus ventajas comerciales abren posibilidades de incrementar sus ingresos a los productores, pero eso es un engaño, una trampa; los únicos que se enriquecen inmensamente son las grandes empresas transnacionales, mientras a nosotros nos dejarán a merced del mercadeo del empobrecimiento.

Habiendo sembrado durante miles de años diversas variedades de papas nativas, y sabiendo lo nutritivas y exquisitas que son, pues nos alimentaron muy bien durante tanto tiempo, cómo es posible que ahora nos vayamos a resignar a comer papas hibridas, menos nutritivas, de sabor desagradable y consistencia aguachenta? Habiendo tenido en nuestras despensas, papitas, ocas mashuas, ollucos, quinua, kiwicha, verduras, macras, calabazas, y tantos otros productos que sembrabamos para tener que comer durante el año, cómo es posible que ahora nos resignemos a comer sopas de fideos sin sabor y sin nutrientes, salchipapas, ó comidas chatarra llenas de venenos químicos?

Nuestras comidas típicas, siempre fueron nutritivas y exquisitas: Llipta, Gelatina de Pata, Caldo de Cabeza, Picante de Quinua, Patachi, Pusra, Tamales, Qapchi, Seco de Ataqo, Cuysito y tantísimas otras que se preparan con papitas, oca, choclo y con los vegetales que sembrábamos durante siglos, son potajes de sabor extraordinario y cualidades que el mundo admira y se lleva poco a poco. Entretanto abandonamos lo nuestro, lo bueno, para copiar usos y costumbres alimenticias que el mundo de los ricos ya hace mucho abandonaron porque se dieron cuenta de que se estaban envenenando.

Puquio, es manantial también de sueños y esperanzas, de cultura ancestral, de recreaciones y progreso común, solo hay que confiar en nosostros mismos, recuperar ciertos aspectos de la memoria que nos quieren arrebatar, confiar en nuestros apus huamánis y en la pachamama. Tener la certeza de que tenemos una riqueza incommensurable, que no está en las minas ni monedas efímeras, sino en nuestro modo de vida ancestral, nuestra capacidad de pensamiento y sentimiento y trabajo colectivos, nuestra virtud de vincularnos con respeto y cariño. En fín, nuestra herencia de ser runas de los ayllus, pese a todo y sobre todo.

Carnaval puquiano
celebración de la vida

Por: Víctor Suárez Ilizarbe (Antropólogo puquiano).


" A la tía Sofi, del barrio de Ccollana, mi abuela y "mamá" de muchos puquianos"

…A lo largo de la fiesta, la trasgresión al orden establecido es constante y permitido, nadie se molesta por las bromas pesadas y los insultos procaces que las mujeres y los hombres se endilgan a cada instante; si se entiende que todo ello es en tono de pukllay (juego)…




“El amor es eterno mientras dura,
así la fiesta es eterna mientras dura”
Vinicio de Moraes

Quienes somos oriundos de alguna pequeña ciudad de la sierra, siempre llevamos en la memoria el pesado fardo de los recuerdos que a cada rato vienen y van en nuestra vida diaria, son parte de nuestro inconsciente y los llevamos siempre a cuestas hasta la muerte. Es la arcadia perdida y nunca recuperada, la nostalgia de todo lo vivido desde nuestros primeros años en la tierra querida.



Uno de esos gratos recuerdos son las fiestas de carnavales que llegaban con las lluvias torrenciales de febrero, y pasaban por el pueblo dejando un fuerte olor a tierra mojada, a eucalipto verde, a las cementeras floreando o al ganado gozoso de apareamiento; este regocijo de una naturaleza alborotada era contagiada a los hombres y mujeres, cuya adustez y severidad de sus vidas provincianas de pronto eran alteradas por un momento de irrefrenable alegría que deseábamos eterno. Desde semanas antes, por la periferia de los 4 barrios de Puquio, las comunidades anunciaban con tinyas y pinkullos el advenimiento de la fiesta grande de los carnavales; se preparaba todo el pueblo para tan magna fecha, pero en especial, los solteros y las solteras, porque ese momento corto de la soltería en los andes, es el momento mas valioso de la vida y se debe celebrar con mucha intensidad, pero a la vez también, conjuntamente con la producción agrícola y ganadera; porque es el tiempo de la primera cosecha del año y la reproducción del ganado. Entonces, no había excusa que valga, para no bailar los carnavales; lo ideal y lo material de la existencia de los pobladores se conjugaban plenamente y apuntaban en una sola dirección: la fiesta.



La alegría y el jolgorio se asomaban desde muy temprano en la cara de sus habitantes, sean estos mistis o gente de las comunidades. Por un momento cada quien hacia sus labores con satisfacción contagiante. Se relajaban las diferencias de clase y se flexibilizaban el trato entre ellas, pero eso si, respetando cada quien el lugar que les corresponde. Cada sector social celebraba la fiesta de acuerdo a sus raigales costumbres, así, el carnaval misti tenia otra lógica emparentada más bien con la tradición hispana-criolla que devino posteriormente en las “yunzas” o “tumbamonte”. Pero el que destacaban a mis ojos eran los carnavales indígenas de las cuatro comunidades que rodean Puquio, denominadas Pukllay (juego). No solo era diversión y alegría sino tenia una intención restauradora de la cohesión social del grupo, afirmar los lazos parentales de las unidades domésticas de las comunidades y la renovación gozosa de la vida.



En esta fiesta como en otras, llevadas a cabo en los andes, el pasado retorna un momento en la vida de la gente, esa arcadia perdida se hace presente mientras dure la fiesta, pero que al escenificarse en el canto y la danza se reinterpreta, se transforma y la fiesta marca en la memoria colectiva de la gente de que hubo en el pasado un hecho feliz una “Edad de oro” que merece la pena celebrar. Los fastos de una vida pasada que ya no esta. Para tener un buen año y haya dicha hay que bailar los carnavales, era la sentencia de los mayores en el pueblo.



En el mundo andino como en otras sociedades los tiempos son contrastantes por influencia del cristianismo, hay un tiempo del trabajo y un tiempo para la fiesta. Esta con su cadena de culpas y condenas proscribe la fiesta del trabajo y nos condena a vivir una vida gris y monótona, el cura de la iglesia siempre nos recuerda que: “la vida es un valle de lagrimas”; “ganaras el pan con el sudor de tu frente”, nos dicen, casi con un goce obsceno; axial, la vida y la alegría esta reservado al “mas allá” al “paraíso” que se supone es la salvación eterna. Mientras que en el mundo prehispánico la fiesta no estaba separada de la producción, y el trabajo no era una condena, el calendario agrícola del Tahuantinsuyo coincidìa con las grandes fiestas del imperio como en una suerte de sabio equilibrio entre el esfuerzo de sacarle los frutos a la mamapacha pero a la vez, en el mismo momento, agradecerle con una fiesta por el bien recibido.



La prédica cristiana caló hondamente en las culturales andinas, pero los viejos dioses prehispánicos resistieron, y no se callaron, se dieron maña para hacerse un espacio en los apagados atrios de las capillas de los santos cristianos y desde ahí nos siguen interpelando para que continuemos con la realización de las fiestas de cada año. La política de extirpación de idolatrías tampoco pudo con estos dioses a pesar de que el santoral religioso cristiano fuera impuesto sobre las fiestas más importantes del incanato, como queriendo “sellar” para siempre estas manifestaciones profanas y mundanas, pero no pudieron callar sus voces. Por ello, en respuesta a estos hechos “consumados” los carnavales indígenas desafìan cada año la resignación y vida rutinaria de la población, se opone triunfal y gosozo a ese mundo de las formas que canoniza la cultura oficial de los mistis, es transgresiva, desafiante y paródica contra el poder opresivo y como dijimos más arriba es esencialmente restauradora y liberadora.



Desde los cuatro barrios: Ccayau, Pichkachuri, Chaupi y Ccollana avanzan las comparsas al compás de la tinya, la quena, el pinkullo y las voces de hombres y mujeres ataviados con sus mejores galas multicolores, talco en la cara y serpentinas al cuello, bailando y cantando canciones de recorrido en un atipanakuy (competencia) inacabable. Esta vez, los hombres y las mujeres se igualan, pero se observa que las mujeres llevan las riendas de la fiesta y son las protagonistas por excelencia, con una actitud de entrega sin culpa a su hombre escogido. Lo importante es alcanzar la plaza de armas, ahí está el centro del poder polìtico, religioso y policial; además, están las casas señoriales de los mistis quienes se asomaban a sus balcones a observar con desdén y algo de envidia la inmensa alegría que levantaban las comparsas. Los más viejos celebran las ocurrentes letras compuestas especialmente para esa fecha, que critica la mala gestión de alguna autoridad importante o también las letras pueden ser de agradecimiento a la autoridad por alguna obra realizada en bien de la comunidad.



En un momento la algarabía intensa del carnaval indio ha contagiado a toda la población, entonces se olvida la distinción entre protagonistas y espectadores y todos viven la fiesta con frenesí. Da la impresión de que las comparsas debido a la ingesta de abundante alcohol, puedan caer en una desorganización y anarquia, pero no, la fiesta tiene una estructura, unos elementos y un orden, que a nuestros ojos son difíciles de demostrar, porque no es un guión explícito y consciente. Siempre quise indagar si existe una reglamentación consciente o conversada, sobre las diversas etapas de la fiesta y no pude hallar nada al respecto, hay cosas que pasan en el fragor de la fiesta y no se sabe por qué, a pesar que tiene un sentido moral, polìtico o religioso, hay algo inconsciente que escapa a nuestra racionalidad, en ese sentido la fiesta deviene en enigmática y extraña a los ojos de propios y extraños. Sobre este aspecto oigamos al autor que nos acompaña en este trayecto: “Esta argumentación nos permite una conjetura, y es que la fiesta sea una formación del inconsciente; esta es su paradoja: si es completamente planeada y colectiva, y no deja lugar a la espontaneidad pierde su carácter de fiesta, para ser solo una exhibición; mientras que, si algo escapa a la consciencia de los participantes, es distinto. Por esta razón al hablar del carnaval y de la fiesta se evoca la locura, el caos, el descontrol la alegría sin límites, y hasta la muerte. Al ser la fiesta una formación del inconsciente su naturaleza es imaginaria, la creatividad emerge; pero también es simbólica, pues las máscaras, el disfraz, cada elemento tiene una significación y devela un real” [1]



Podría enumerar los diversos cursos que toma la fiesta en todo su recorrido, como las paradas que hacen en cada esquina; en ellas, las comparsas hacen una ronda y el “cargonte” con su esposa invita a todos para hacer un brindis, se liba licor con graciosas y delirantes palabras, siempre mirando al apu mayor del pueblo y rociando algunas gotas a la pachamama; animados y envalentonados la comparsa marcha decidida a la toma de la plaza de armas, y siempre cantando canciones alusivas al amor, a la muerte, a lo efímero que es la vida en la tierra y a la abundancia de las cosechas. Se paran un momento en los portales de la iglesia matriz, y en un momento sacan de sus kipis [2] manzanas, duraznos, tunas, menbrilos, etc, y comienzan a arrojar con inusual violencia a las puertas de la iglesia, muchos mistis y forasteros miran atónitos y no encuentran una explicación racional de lo que están viendo, dicen: “estos indios se descargan con la casa de Dios, eso es sacrilegio, es una vergüenza, las autoridades debieran prohibir estas salvajadas”, dicen con estupor y cólera. Al sétimo día, después de terminada la fiesta, el párroco de la iglesia la emprenderá desde su púlpito contra el carnaval indio y demás fiestas paganas para que sean prohibidas en el pueblo.



Después de este acto, la comparsa sigue su camino sigzagueante, hay satisfacción y alborozo en los rostros, después del acto realizado en la puerta de la iglesia, como si se hubieran liberado de algo extraño que mortificaba sus vidas, toman las diversas calles que los llevaran a sus respectivos barrios. A lo largo de la fiesta, la trasgresión al orden establecido es constante y permitido, nadie se molesta por las bromas pesadas y los insultos procaces que las mujeres y los hombres se endilgan a cada instante; si se entiende que todo ello es en tono de pukllay (juego), las autoridades del pueblo aceptan y celebran a sus anchas las críticas a su gestión, por ello, Freud nos permite señalar mejor este aserto:



Una fiesta es un exceso permitido y hasta ordenado, una violación solemne de una prohibición. Pero el exceso no depende del alegre estado de ánimo de los hombres, nacido de una prescripciòn determinada, sino que reposa en la naturaleza misma de la fiesta, y la alegría es producida por la libertad de realizar lo que en tiempos normales se halla rigurosamente prohibido [3]



Por otro lado, Montoya en su celebrado libro La Sangre de los Cerros, relata que el carnaval en los andes tiene dos significados importantes. El primero, tiene que ver con las solteras y manzanas , y segundo la triste condición de los casados . En el primero de ellos, afirma que el puqllay o carnaval, es la gran fiesta de los solteros y las solteras, del amor, de la libertad, del canto, del baile, del gozo pleno del amor sin ataduras, Pero “la libertad, el gozo, el placer, el cantar, pasearse y divertirse son fugaces, hay un huayno indio que expresa con extraordinaria belleza este momento fugaz, dice Montoya: Florece manzano/ florece durazno/ este es tu tiempo/ para florecer/ este es tu tiempo para florecer/ . Si florecieras después/ te arrancaria / el viento de agosto/ si florecieras antes/ te aplastaría/ la lluvia de febrero/. A renglón seguido afirma: Creemos pertinente contar aquí lo que nos dijo nuestra amiga Tomasa Sayre cuando cantó estos versos. Nos preguntó: ¿“Han entendido”? Les dijimos que sí. Volvió a preguntar y le repetimos que sí y citamos uno a uno los versos. Ella nos respondió: “Sí claro, eso es lo que dicen las palabras, pero lo que este canto dice es que los jóvenes debemos amarnos ahora, porque la juventud no dura. Ni antes, ni después, ahora”.



Con respecto a la segunda característica, este resalta la triste condición de los casados, a través de diversas canciones recogidas en su libro, así, una de ellas dice: “En buena hora/ estoy soltera/ si fuera casada/ estaría al pie del fogón”. “La vida de soltero/ es para bailar/ la vida de casado/ es para llorar sangre”. Una canciòn quechua que siempre escuché en Puquio, Montoya lo recoge de la siguiente manera: “Los que tienen el estado de casados retírense, aléjense/ podríamos pisarlos. “No me encadenes aún/ cadenita del Altar mayor/ preguntaré antes/…/ si estoy ya preparada para casarme”, finalmente, agrega el autor, que los textos son abundantes y lapidarios en contra de la vida de casado. “Condenan al matrimonio, pero lo curioso es que todos los libres y las libres, las manzanas y los muchachos aceptan el matrimonio. No hay una queja sobre el dominio del varón o de la mujer . Hay la aceptación clara de esta etapa de la vida como necesaria”. [4]



La plaza de armas hierve de gente y las comparsas se abren paso con fuerza y decisión de entre la muchedumbre y cantan con más fuerza las canciones, hasta que se encuentran dos comparsas de barrios diferentes y empieza una competencia brutal para demostrar la fortaleza de los hombres; esta consiste en que dos rivales de barrios diferentes se golpean las pantorrillas con un látigo hecho de cuero, hasta que uno de ellos decline la lucha, en épocas pasadas esto terminaba con algunos heridos y contusos y cuando manaba la sangre de los rivales, decían que era señal de “buen año”.



El tiempo efìmero de la fiesta también tiene que ver con un ajuste social de las familias en la realización de las mismas. Estas de por si son costosas, el “cargonte” tiene que trabajar duro para ahorrar todo el año y luego en una semana gastar todo lo ahorrado con satisfacción en la realización de la fiesta de carnaval de su barrio; aquí hay un contraste clarísimo con la mentalidad capitalista del ahorro, de la mesura. En el fondo, el gasto tiene un sentido social y una regulación de la riqueza en sociedades pequeñas, hace muchos años que la antropología dio cuenta de esta función esencial de las fiestas y las llamó Don [5]. Por otro lado el varón casado de la comunidad tiene varias obligaciones para con ella: desde el momento que toma “estado” (se casa), tiene que tener un excedente de tiempo para servir a la comunidad como autoridad, -a parte de las obligaciones para con su familia- desde el cargo más sencillo hasta el de más jerarquía y cuando llega a este alto cargo, tiene la obligación de ser “cargonte” de la fiesta de carnaval, así, después de este periplo en olor del cariño y respeto de la comunidad, el varón se retira al descanso con el deber cumplido con su pueblo. Pasa a ser un venerable anciano, un altumisayuq, (sacerdote sabio) que aconseja y casa a las parejas de la comunidad, resuelve los problemas de la comunidad y concilia a las familias; en buena cuenta, es la reserva moral del pueblo para que se siga con la tradición y se conserven algunos rasgos identitarios dispuestos al intercambio con los elementos que vienen de la modernidad, en ningún caso para que su cultura se congele en el tiempo, sino este abierta a beber de otras fuentes culturales. Equivocadamente el discurso indigenista, que se gestó por fuera de los propios indios, quizo “esencializar” estas manifestaciones, sin poder lograrlo.



Después de 7 dìas de celebraciones, viene la última etapa de la fiesta, “el despacho”; desde muy temprano se eligen a los próximos “cargontes” que pasarán las fiestas el próximo año y las parejas recién formadas, reciben las bendiciones de todos los presentes, y para sellar ese compromiso las mujeres, entre bromas y ocurrencias sarcásticas, sacan de su kipe una hermosa manta, con las que amarran a sus pretendientes, es un momento de gran emoción y tensión, para los hombres, especialmente, porque en este momento las mujeres ejercen el privilegio de ratificar o escoger a un nuevo amado, generalmente se genera una disputa entre ellas, a veces dos mujeres “amarran” a un solo hombre, pero en aras de la armonía entre las familias, los padres de los interesados con la ayuda de las autoridades comunales, se comprometen a resolver más adelante este diferendo. Entonces, por fin, y a ojos de los presentes las parejas se legitiman, hasta que lleguen a casarse en el mes de agosto, en la fiesta grande del agua: el “yarcca aspiy” [6].



Luego, después de un almuerzo reparador, las comparsas salen nuevamente a las calles, pero esta vez, no a las céntricas del pueblo, sino a las afueras, generalmente, a un sitio conocido, a una pequeña montaña que domina el pueblo donde existe una cruz, hecha de eucalipto, donde los forasteros oran un momento para seguir luego su viaje. Este pasaje, es muy conmovedor por la tristeza de la finalización de la fiesta, las canciones ya no son alegres, la mayoría son lamentos por lo efímero de la fiesta, las mujeres entonan canciones con lágrimas en los ojos, mientras los hombres les reprochan por la súbita tristeza que los embarga, pero al final, el llanto es tal que es contagiado a los hombres, quienes también lloran cantando. Después de hecho “el despacho”, ya de noche, las parejas casaderas desaparecen de la escena, cada quién toma diversos rumbos, y se pierden en las chacras, solo los viejos vuelven a la casa del “cargonte” para un último brindis, en ese momento, cesa la fiesta.



Finalmente, en Puquio mi pueblo, todos los meses de febrero se escenifica esta fiesta desde tiempos lejanos, nunca es la misma, seria absurdo; la repetición, es considerada como nefasta para la reproducción de la vida. “Esto explica por qué la fiesta, como la felicidad, no puede ser un estado permanente: una y otra corresponden a satisfacciones súbitas de deseos y pulsiones por largo tiempo reprimidas… si fueran un estado permanente, caeríamos en la monotonía y no podríamos reconocerlas como felicidad o como fiesta, porque no tendríamos manera de contrastarlas con el dolor, con el sufrimiento, con el trabajo, con el tiempo ordinario o con el desamor, como dice el poeta Schiller: “no hay nada más insoportable que una sucesión de días hermosos” [7].



Contrariamente, las comparsas de los carnavales de los 4 barrios tienen la sutileza de ser cambiantes, ya sea en las letras de las canciones, la variación de las danzas, la vestimenta o la incorporación de otros elementos que vienen de la modernidad, pero antes de hacerlo lo transforman a su propia racionalidad. Cada mes de febrero, en los dìas de carnaval el pesado fardo de nuestro inconsciente se recrea gozosa y se trasnmuta en risa excesiva, en exceso, así, nos liberamos por un momento de lo trágico que es la vida misma.

Datos:
[1] Mario Elkin Ramírez, Aporìas de la cultura contemporànea, ed. Univ. De Antioquia, pgs 150
[2] Manta que llevan hombres y mujeres, los primeros amarrados cruzando el pecho, las segundas amarradas a los hombros, en ella, se llevan cosas, el licor, las frutas, etc.
[3]Freíd, Sigmund, Tótem y Tabù, (1914), Tomo XIII, Obras Completas, Buenos Aires, Amorrurtu, 1976.
[4]Montoya, Rodrigo, La Sangre de los Cerros, (1987 pgs. 30-33).
[5] Acto que instaura una relación doble entre un donador y un receptor. Dar es compartir voluntariamente lo que se tiene o lo que uno es. Un don forzado no es un don. Nace del encademiento de tres obligaciones, la de dar, la de aceptar el don y la de devolver cuando uno acepto. Godelier Maurice, Cuerpo, Parentesco y Poder, Ed. PUCE-Q, 1997. pg 173.
[6] “limpieza de los canales de regadio” fiesta en honor del agua
[7]Ramirez Ortiz Mario, Aporìas de la Cultura Contemporànea ” Ed. Universidad de Antioquia, 2000, pg. 151.


Puquio, desde Qoriqocha.

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