domingo, 3 de julio de 2011

KATATAY / TEMBLAR

Escribí este himno luego de haber visto bailar a mis hermanos, hijos del pueblo de Ishua residentes en Lima. Bailaron en una pequeña habitación de adobes
y techo de totora, en el canchón de la Av. Sucre 1188, Pueblo Libre,
el 3 de Setiembre de 1965.

José María Arguedas.




Dicen que tiembla la sombra de mi pueblo;
está temblando porque ha tocado la triste sombra
del corazón de las mujeres.

¡No tiembles, dolor, dolor!
¡La sombra de los cóndores se acerca!

- ¿A qué viene la sombra?
¿Viene en nombre de las montañas sagradas
o a nombre de la sangre de Jesús?

- No tiembles; no estás temblando;
no es sangre; no son montañas;
es el resplandor del sol que llega en las plumas
de los cóndores.

- Tengo miedo, padre mío.
El sol quema; quema al ganado, quema las sementeras.

Dicen que en los cerros lejanos
que en los bosques sin fin,
una hambrienta serpiente,
serpiente dios, hijo del sol, dorada,
está buscando hombres.

- No es el sol, es el corazón del sol,
su resplandor,
su poderoso, alegre resplandor,
que viene en la sombra de los ojos de los cóndores.

No es el sol, es una luz.

¡Levántate, ponte de pie; recibe ese ojo sin límites!

Tiembla con su luz;
sacúdete con los árboles de la gran selva,
empieza a gritar.

Formen una sola sombra, hombres, hombres de mi pueblo;
todos juntos
tiemblen con la luz que llega.

Beban la sangre áurea de la serpiente dios.

La sangre ardiente llega al ojo de los cóndores,
carga los cielos, los hace danzar,
desatarse y parir, crear.

Crea tú, padre mío, vida;
 hombre, semejante, mio querido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario