martes, 20 de marzo de 2012

A MANERA DE REFLEXION

Por: Juan Rivera Tosi

En esta breve nota, Juan Rivera Tosi resume su proposito al escribir el conjunto de articulos que contiene su libro “Reflexiones entre el Aguila y El Condor” publicado el 2005. Con el concluimos la difusion de los 17 articulos que abordara. Cada una de las ediciones de QAWAQ, desde su fundación, contiene un articulo de Juan Rivera Tosi. El primero, cuando aún nos acompañaba fisicamente, fue dedicado a Paracas.

 Nuestro hermano Aymara Juian Rivera Tosi, decidió partir al mundo de los ancestros en Agosto del 2007. Antes hizo todo lo que pudo para animarnos a continuar con QAWAQ. Por eso, en el camino de nuestra revista cultural andina, seguirá acompañandonos su espiritu, su persistencia para navegar a contracorriente y su alegría de asumir su identidad. Con este articulo nos damos un hasta mañana, hasta nuestro reencuentro.

 Estamos proximos ya a ver la aurora. Allí nos encontraremos.


Al concluir el presente trabajo, se ha querido mostrar la base de nuestro pensamiento y nuestra manera de ver y entender la vida.

Se puede concluir afirmando que, con las variantes propias de cada pueblo, el pensamiento indio es uno solo, desde Canadá hasta las selvas araucanas, lo cual nos indica un orígen común que se pierde en la noche del tiempo, caracterizado por el respeto a la armonía del cosmos y las leyes de la naturaleza, donde todos los seres que habitamos estas tierras, somos hermanos.

Lo expuesto en este libro no es filosofia andina, aunque quizás algunos así pudieran entenderlo.

En lo personal no creo en la existencia de una supuesta filosofía andina, ya que etimológicamente tal palabra significa “amor al conocimiento”. Lo nuestro no podría ser filosofía. El pensamiento andino es muy concreto y elaborado, no pudiendo dar orígen a algo tan etéreo.

El hombre andino es poseedor de un conocimiento ancestral, que lo vive y lo practica. Su relación con esa sabiduría no es de amor, sino de vivencia practica que le resulta funcional, tanto en lo personal, en lo familiar y en lo social.

Todo lo vertido es en defenza de nuestra cultura, que hoy, al igual que hace cinco siglos, se ve nuevamente amenazada, solo que esta vez por una globalización enfermante, que no respeta las particularidades innatas de cada pueblo.

Pero también es una alternativa al caos de occidente y, un llamado a nuestros hermanos, para retomar el camino que nos legaron nuestros abuelos.

Es igualmente una señal de alerta, a fin de no permitir que se utilice nuestra cultura, que se trafique con ella o que se pretenda utilizarnos para proyectos que no tienen nada que ver con la escencia de nuestro pensamiento.

No podemos permitir que se pretenda involucrarnos en componendas políticas del bando que sea, detrás de un aparente reclamo justo a nuestro derecho de querer seguir siendo indios y andinos. Menos aún permitir que se nos comprometa o involucre en actos de violencia muy ajenos a nuestra forma de pensar y de actuar; que además sería nefasto para nosotros, ya que nos expondría a que se nos aplique y caiga sobre nosotros, toda la maquinaria de guerra del sistema.

No tener claro esto, sería caer en el juego de la globalización y ella, solo busca exterminar nuestra cultura.

Nuestro pensamiento es de armonía con el cosmos y la madre naturaleza. Nuestra cultura es de vida y no de muerte. Y es allí donde radica nuestra fuerza.

Es por eso que sostenemos que nuestro pasado y nuestra cultura, son la luz que ilumina nuestro futuro.

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