domingo, 1 de julio de 2012

INKAKUNAPA QILLQANAN

Por: Ernesto Jimenez, Yanajaca

LA KELLKANA 

Presentamos una propuesta experimental y didáctica de los símbolos investigados por Williams Burns (“Legado de los Amautas” Concytec 1990) y que los propone como Diseños del alfabeto Incaico. Si bien, es necesario un estudio más profundo y una educación sistemática para comprender este lenguaje, resulta de una fácil atracción visual y bastante coherente con el conjunto de formas y diseños de la propuesta.

 Para los novatos, incluimos aquí un resumen de este alfabeto consonántico, estudiado por un grupo de investigadores desde hace más de 25 años. Si incluimos a la precursora Victoria de La Jara, resulta más de medio siglo de investigación. Al respecto, la valiosa biblioteca y manuscritos de esta precursora de la Escritura Inka, fue legada -por voluntad de su autora- a un Museo Argentino. Revisen la nota bibliográfica en cuadro aparte.

 ¿TENIAN ESCRITURA LOS INCAS?

 Clásicamente se ha considerado a la sociedad Tawantinsuyana, como una agrupación de seres humanos que no tenían la capacidad de escribir (con alfabetos como los europeos) y por lo tanto eran sociedades atrasadas (como los pueblos bárbaros de Europa) que no tenían forma de graficar su historia. Entonces, caían en la definición moderna de pueblos en estado semisalvaje pues son prehistóricos. Sin escritura (como la europea).

 Esta definición ligera, prejuiciosa y amañada, respecto a la sociedad de nuestros ancestros, es la que más o menos sigue en vigencia en la actualidad. Sin embargo, los prejuicios se estrellan contra la realidad.

 Los actuales descubrimientos arqueológicos y científicos (en medicina, biología, ingeniería, agronomía etc.) demuestran cada vez con más fuerza que nuestros antepasados tawantinsuyanos tenían un control sobre la enfermedades, practicaban operaciones al cráneo, habían logrado domesticar muchas plantas produciendo especies hoy extinguidas como el algodón de varios colores, la papa de múltiples sabores, el maíz de granos extraordinarios, dominaban extraordinarias técnicas de construcción ahora desconocidas, y muchas otras cosas más.

 Surge entonces la pregunta: ¿Cómo lograron transmitir todos esos conocimientos técnicos y científicos tan exactos?

 La escritura es la única y obligada respuesta. El asunto es que si se postula que el Tawantinsuyu era una sociedad intelectual (gracias a sus sistema de escritura) con una organización, filosofía, ciencia y técnicas desarrolladas, significaría que la invasión europea ha destruido todo eso.

 La responsabilidad es tan grande y el magnicidio tan espantoso que es más fácil postular lo contrario: la ignorancia, la estupidez y el salvajismo. Es decir cualquier cosa menos lo que en verdad fueron los Incas. 

Estudiosos y especialistas ya han puesto sobre la mesa, hace buen tiempo (10 a 12 años) algunas conclusiones sobre esos temas: Los Incas mantenían un sistema de escritura cuyos repositorios y pruebas documentales fueron destruidos en los primeros años de la invasión gracias a las famosas campañas de Extirpación de Idolatrías.

 El Kipu y la Yupana fueron sistemas auxiliares de registro y cálculo que estuvieron en uso hasta muchos años después de estas terribles campañas de genocidio cultural.

 Los tejidos, mantos, tapices, correas, bolsas y en fin las vestimentas, eran también las depositarias de los conocimientos, historia y ciencia runa ancestral.

 Ha pasado más de medio siglo desde que en 1950 Victoria de la Jara planteara una escritura secreta de los Incas. Fue declarada loca por la ciencia oficial y hostilizada a tal punto que no volvió a plantear nuevos escritos. Pensar que cientos de científicos durante siglos no han podido descifrar el misterio de la Yupana, es querer tapar el sol con el dedo.

 O pretender sorprender a gente ignorante (que ignora la verdad) viviendo a miles de kilómetros de lo que fue el Tawantinsuyu. La presencia de los europeos aquí, significó la destrucción más grande que la humanidad pueda haber soportado. Se acabó con la vida de millones de seres humanos (científicos, líderes, estudiantes, amas de casa, jóvenes y aun niños) y con un sistema de vida que incluyó los instrumentos básicos de su educación, cultura, idioma, tecnología y sus saberes espirituales.

 Ante este colapso, y después de 500 años, la humanidad se ha puesto a recoger el despojo de la cultura destruida, algunos con fines de estudio y otros con fines de comercio, entre otras cosas. La Yupana, así como el Kipu, el Q'ero, el Tokapu, el Pallay y muchos otros repositorios de la cultura y educación tawantinsuyana están siendo estudiadas en los últimos años por este bloque de científicos embolsados en la anterior definición. Si bien, la mayoría de ellos son de origen extranjero, esto se debe a que estos países promueven el desarrollo de la investigación científica como un rol del Estado, y aun de la empresa privada. 

Nombres como Marcia Ascher, Robert Ascher, Henry Wassén, Tom Zuidema, Carlos Radicati Di Primeglio, J. Quilter, Gary Urton, M. Closs, Carol Mackey, H. Lechtmen, A. M. Soldi, Williams Burns Glynn, Percy Aitken-Soux, Olaf Holm, Jacque Perret, entre otros se unen a Virgilio Roel Pineda, Alberto Bueno Mendoza, Hugo Pereyra Sánchez, Juan Ansión y Faustino Ccama.

 Todos ellos vienen estudiando desde hace más de 20 años el tema de Yupana y Kipu estrictamente hablando. Han publicado decenas de artículos y libros patrocinados por Instituciones privadas, algunas estatales y por propios recursos. En 1990 un ingeniero textil escocés y criptógrafo, William Burns Glynn, planteó de manera bastante meticulosa, científica y lógica la escritura perdida de los Incas. Desde entonces han sido más y más los autores que han ido ampliando, mejorando y enriqueciendo la propuesta inicial.

 ¿CÓMO FUNCIONA LA KELLKANA?

El alfabeto Inca se basa en la lógica matemática. Otorga los sonidos más caracterizados de los diez primeros dígitos para plantearlos como consonantes. Luego presenta diseños, de acuerdo a la estética y cosmovisión runa, para expresar estas consonantes y establece una lógica de lectura que sigue el proceso de evolución de la naturaleza. Es decir de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba.

En el caso de la Yupana, lo que se sabe es mínimo, pues sólo tenemos un dibujo y un comentario (de Waman Poma) y luego referencias vagas de varios cronistas. Hemos perdido lo que podría llamarse el manual de funcionamiento de la Yupana. Sólo heredamos el artefacto. Mediante análisis lógico y la práctica constante, diversos estudiosos han ido proponiendo, con el transcurrir de los años, una y otra posibilidad de funcionamiento. Al parecer, hay varias propuestas que podrían considerarse las finalistas. Una de ellas, la más simple y lógica, es la de Juan Ansión. (Ver cuadro de Bibliografía) Fue planteada hace más de quince años.

Sobre los Kipu, también abundan los estudios desde hace décadas. Los más completos están siendo llevados a cabo por especialistas extranjeros (Gary Urton y Williams Burns).

 Urton propone un análisis lógico matemático operacional, combinado con el análisis de la computadora. Los insumos propuestos para este análisis, son desde la forma de entorchar la fibra, siguiendo el giro de las manecillas del reloj o al contrario, hasta la forma de hacer los nudos en varios estilos, pasando claro está, por las otras variables como son el color, textura, ubicación en el cordel, si son de fibra vegetal o animal, volumen, peso etc.

 A eso se le agregan los datos genéricos (cuando los hay) del contexto en el cual fueron encontrados. Vale decir, ubicación geográfica, uso aparente, fecha de posible fabricación, conexión con otros ambientes sociales (funerario, doméstico, estadístico, etc.).

 William Burns aportó varias novedades. Una de ellas es haber decodificado varios Kipu famosos que se encuentran en sendos museos exclusivos de Europa. También ha propuesto, siguiendo su línea de investigación donde combina diestramente matemáticas, lingüística, lógica e historia, un sistema de valores cromáticos para los sonidos consonánticos.

 Vale decir que a tal color, tal sonido. Siguiendo esta ley, tendríamos que los Kipu son una biblioteca valiosa donde se guarda mucha información hasta ahora no explorada. Nos interesa destacar su aplicabilidad para escribir con los diseños y colores a través de los sistemas computarizados.

 En resumen, tanto los Kipu, como los Tokapu (Tapices), las Yupana, los K'ero (vasos), la tablas, los Pallay (pallares), los Chumpi (correas), los Unku (Túnicas), las Chuspa (bolsas) y por supuesto los Wako (cerámicas) conforman parte del universo cultural donde está depositada la ciencia, técnica y conocimientos de nuestros ancestros.

 Desgraciadamente estos documentos que muy bien podríamos llamar “Libros” Inka, son los que sufrieron la destrucción inicial de los invasores en su afán por dominar a la población y mantenerla dócil e inerme durante tiempo indefinido.

 Actualmente son los que siguen sufriendo la depredación de parte de los saqueadores oficiales (arqueólogos financiados) o de los huaqueros independientes (delincuentes calificados). Lo que podríamos exigir es algo así como el canon cultural.

 Es decir que todas esas investigaciones de especialistas se distribuyan gratuitamente entre los pueblos que dieron origen a los estudios. Vale decir entre los descendientes Muchik, Paraka, Tiwanaku, Wari etc. Tanto en idioma originario como en documentos modernos: libros, revistas, CD-roms, Videos etc.

 Recuperar el acervo cultural, es imposible, pero evitar su desaparición total, es la tarea de todos los runa organizados, los Amachaq o protectores del Patrimonio Cultural.









































¿QUIÉN ES WILLIAM BURNS?

William Burns Glynn nació en 1923 en Mánchester, Inglaterra. Se graduó en Administración, Fellow Institute of Management Sistems, Ingeniero textil, Ingeniero industrial y con maestría en Administración de Empresas. Desde joven destacó en las matemáticas, pasión que complementó con el estudio del francés, latín y griego antiguo. Aparte de los idiomas mencionados y de su lengua materna, el inglés, domina el quechua y el castellano. Es presidente Honorario de la Academia Mayor de la Lengua Quechua, Cusco, Perú.

En la Segunda Guerra Mundial actuó como experto en comunicaciones en el Royal Corps of Signal y participó en la invasión de Europa. Prestó importantes servicios en el Líbano y Palestina.

Trabajó profesionalmente en la India. Llegó a Perú en 1956, afincándose tres años después aquí, fascinado primero por el deslumbrante arte textil de los antiguos peruanos y, después, por los quipus.

A partir de esta doble motivación, Burns se lanza a la búsqueda de la escritura incaica iniciando sus investigaciones con su primer libro titulado "Escritura secreta de los incas" (1979) donde plantea la hipótesis de la escritura alfanumérica.

Después seguirían "Yupana, ábaco peruano" (1981), "El Kipu 17/8826" (1984). Después publica El Tiempo en el antiguo Perú (1986) donde informa en detalle el vasto conocimiento de los amautas en el campo de la astronomía y en 1990 CONCYTEC publicó "Legado de los amautas" (1990) resumiendo la obra de William Burns, hasta entonces dispersa en diversos números del Boletín de Lima. Todo ello le valdría ser calificado por Javier Pulgar Vidal como "el científico que más ha contribuido a encumbrar nuestra cultura de todos los tiempos".

El libro que reúne la obra de Burns, Legado de los Amautas, marcó un hito en el estudio del glorioso pasado peruano. Con reciente libro “Decodificación de Quipus”, continuaremos desentrañando la historia del antiguo Perú.

El viernes 27 de enero de 2012 el gobierno peruano lo distinguió como "Personalidad Meritoria de la Cultura". El ministro del ramo, Luis Peirano Falconí, le entregó una medalla, por su labor en la difusión nacional e internacional de la ciencia y técnica precolombina peruana.

¿DÓNDE ESTÁN LOS QUIPUS SOBREVIVIENTES?

De acuerdo al informe del Quipu Database Project por Gary Urton, profesor de la Universidad de Harvard y su colega Carrie Brezine, han sido reportados 751 quipus como existentes en la actualidad. Se encuentran en Europa, América del Norte y América del Sur. La mayoría está en museos fuera de sus países originales, pero algunos residen en el Perú al cuidado de descendientes de los incas.

La colección más grande se halla en el Berlin Ethnologisches Museum de Berlín, Alemania, con 298 quipus. La siguiente colección en tamaño en Europa es la del Museum für Völkerkunde de Múnich, también en Alemania.
En el Perú hay 35 quipus en el Museo de Pachacamac y otros 35 en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (MNAAP), ambos en Lima, el Centro Mallqui en Leymebamba tiene 32 quipus.

El Museo Temple Radicati de Lima posee 26, el Museo de Ica tiene 25, y el Museo Puruchuco de Ate tiene 23.

Los quipus que se hallan en colecciones privadas no han sido incluidos en la información de base y su número es desconocido. Una prominente colección privada se halla en Rapaz, Perú, y fue recientemente investigada por Frank Salomon, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison.

El Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de California en Santa Bárbara y el Museo Santuarios Andinos del Perú - Arequipa también poseen un quipu respectivamente.
Ernesto Jiménez Ortíz, Yanajaca.


 

2 comentarios:

  1. Felipe Mormontoy tiene libros escritos con graficos tawantinsuyanos, uno de ellos esta en la Biblioteca de Pilar Roca.

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